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Los 5 puntos ciegos en la importación de productos regulados que generan el 80 % del riesgo

  • comercial77070
  • 1 jul
  • 2 Min. de lectura

Descubra los cinco puntos ciegos que ponen en jaque a los importadores de productos regulados y cómo evitarlos antes de que impacten su negocio.



Cuando la Aduana libera un contenedor de productos regulados, muchos importadores sienten que han ganado la partida. Sin embargo, la verdadera prueba comienza después: un depósito lleno de mercadería inmovilizada, inspecciones sorpresa y riesgos financieros que pueden desatarse meses más tarde. ¿La causa? Cinco puntos ciegos que concentran el 80 % de los problemas y, por extensión, del riesgo. En este artículo aprenderá cuáles son y cómo anticiparse.


1. El desfase de tiempos: la carrera de logística vs. la maratón de certificación


Punto ciego

Creer que el proceso de certificación puede “acelerarse” para sincronizarlo con la llegada del buque.


Realidad

Laboratorios y organismos certificadores trabajan a su propio ritmo. Entre toma de muestras, ensayos técnicos y emisión de informes pueden pasar varias semanas.


Riesgo oculto

La carga se libera para evitar sobrecostos de puerto, pero el certificado final demora 30 días más. Resultado: capital inmovilizado, depósitos abarrotados y cero facturación legal.



2. El diablo está en los detalles: discrepancias mínimas, consecuencias máximas


Punto ciego

Suponer que una variación menor entre la muestra ensayada y la producción en serie es irrelevante.


Realidad

Inspectores y auditores no perdonan. Desde el color del cable de alimentación hasta la tipografía de la etiqueta pueden invalidar la certificación.


Riesgo oculto

Una inspección detecta que el número de serie del motor difiere del certificado. Multa millonaria y riesgo de recall de todo el lote.



3. El falso positivo: “liberación aduanera” no es “liberación comercial”


Punto ciego

Celebrar la salida de la mercadería del puerto como si fuera la meta final.


Realidad dolorosa

La Aduana verifica aranceles y documentación básica. El cumplimiento técnico y de seguridad queda bajo responsabilidad exclusiva del importador una vez en plaza.


Riesgo oculto

Lanzar el producto al mercado y, tres meses después, enfrentar una inspección de Lealtad Comercial que encuentra una etiqueta incorrecta. No solo hay multa: la reputación de la marca queda expuesta.



4. El “teléfono descompuesto” con el proveedor


Punto ciego

Confiar en que el fabricante —experto en producción, no en regulaciones argentinas— entiende todos los requisitos locales.


Realidad dolorosa

Se ensaya el modelo “A”, pero la producción masiva cambia a “A-2” para ahorrar costos. Para la ley, son artículos distintos.


Riesgo oculto

Toda la certificación basada en “A” queda inválida. Se nacionaliza mercadería no conforme y el depósito se convierte en pasivo.



5. El olvido peligroso: la vida post-certificación


Punto ciego

Archivar el certificado y despreocuparse hasta la próxima importación.


Realidad dolorosa

Las certificaciones vencen y exigen auditorías de vigilancia periódicas. Omitir una fecha puede suspender o anular el certificado.


Riesgo oculto

Al intentar una nueva importación, el despachante informa que el certificado está suspendido. Se frena la producción en origen y las ventas locales.

 
 
 

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